Una de las formas de energías renovables más respetuosa con el medio ambiente es la energía solar térmica. Esta consiste en el aprovechamiento de la energía del Sol para generar electricidad para distintos fines. Puedes formarte con nosotros para especializarte en este tipo de energías alternativas con el Máster en Organización y Proyectos de Instalaciones Solares Fotovoltaicas. Y si quieres empezar a aprender sobre el tema, ¡no te pierdas este post!
Índice de contenidos
¿Qué es la energía solar térmica?
La energía solar térmica es la que aprovecha la luz del Sol con el objetivo de generar calor para diferentes usos: cocinar, producir agua caliente, calefacción o energía mecánica. Es una forma de energía renovable sostenible que, normalmente, se aplica en viviendas e instalaciones pequeñas. Sin embargo, también se utiliza en centrales de mayor tamaño. En el ámbito industrial, la energía termosolar se utiliza para aportar calor a procesos como la pasteurización o la desinfección, por ejemplo.
Cómo funciona la energía termosolar
El funcionamiento consiste en el aprovechamiento de la radiación solar para convertirse en energía utilizable. De esta forma, se consigue agua caliente o calefacción a través de un método mucho más ecológico. A partir de los colectores (paneles solares) se capta y se concentra la energía y se genera la electricidad. Estos dispositivos se clasifican según si la temperatura requerida es baja, media o alta:
- Baja temperatura: aportan calor a temperaturas por debajo de los 65ºC.
- Media temperatura: proveen calor a mayor temperatura, entre los 100 y los 300ºC.
- Alta temperatura: generan calor a una temperatura que supera los 500º C. Este tipo de colectores se utiliza para generar energía eléctrica.
Componentes y equipos de una instalación solar térmica
Entre los diferentes sistemas de captación de radiación solar destacan los siguientes:
Captadores solares
Elemento indispensable en un sistema solar térmico. Su función es captar la energía solar y transformarla en energía térmica y transmitirla.
Acumuladores
Puesto que la demanda solar puede variar, el sistema de almacenamiento de energía es imprescindible. Los acumuladores sirven para almacenar el agua caliente y disponer de ella cuando la necesitemos. Se trata de depósitos que mantienen el agua en condiciones óptimas en todo momento.
Intercambiadores de calor
Cumplen la función de transportar el calor por los circuitos. Los intercambiadores tienen una entrada y salida para agua fría y caliente y cuentan con una capa de material aislante que evita la pérdida del calor y las posibles humedades.
Bombas de circulación
Para transportar el fluido de un lugar a otro se precisa de bombas de circulación que evitan las pérdidas de carga y la gravedad.
Vaso de expansión
Es un elemento indispensable para el proceso de instalaciones de energía solar térmica. Y es que cuando el agua aumenta su temperatura también lo hace en volumen. En este caso los vasos de expansión (abiertos o cerrados) se utilizan para absorber las dilataciones del fluido que se producen.
Por qué empezar a usar la energía solar térmica
Las energías renovables como la energía solar térmica son limpias y contribuyen a la reducción de emisiones CO2 y otros gases que fomentan el calentamiento global. Estas son algunas de las ventajas que aporta, en este caso, la energía termosolar:
- Es renovable y reduce la contaminación, por tanto el impacto medioambiental es mínimo.
- Es una de las energías renovables que aumenta el valor de las viviendas. Y es que estas deben adaptarse lo antes posible a los modelos de eficiencia energética.
- Contribuyen a la reducción de la factura energética. Las instalaciones de energía suponen una inversión que después se amortiza, ya que se consigue un ahorro que supera el 50%.